No es fácil olvidar a un amor fallido, a una persona con la que compartiste tantos momentos, tantos días, tantas noches...
Salir de una casa, de una vida, de una relación físicamente puede representar un esfuerzo tan sencillo como tomar una maleta y salir caminando, tratando de no mirar atrás. Físicamente brotarán algunas lagrimas de tu mejilla y luego comenzarás a vivir tu vida, aquella que ya habías olvidado vivir para construir una al lado de una persona.
Los días pasan, las noches pesan, y con el tiempo solo puedes recordar lo bella que fue aquella vida, aunque claro, cuando estabas dentro no la veías del todo bella. Comienzas a recordar lo mucho que reían, los amigos en común, los planes a futuros, los hijos que no tendrán.
Es naturaleza humana supongo, mirar atrás y recordar solo lo bello, olvidar todo lo malo que pasó, haya sido mucho o poco. Y es naturaleza humana preguntarse qué hubiera pasado si hubieras hecho esto o aquello, si aquél día no te hubieras ido, si esa noche no le hubieras soltado la mano, si en esta vida no te hubieras separado.
Pero la vida sigue, y solo puedes mirar al frente, levantar la cara, aprender de tus errores. Dejar que Dios te acerque o te aleje, porque espero que para este punto mi querida diva, estés tranquila de que al menos lo intentaste, de que con todas tus ganas lo intentaste, de que diste lo mejor que pudiste, aunque lo que des no sea siempre lo mejor que alguien puede recibir, pero fue lo mejor que pudiste dar.
Si, las cosas pudieron haber sido diferente, ojalá no te hubieras equivocado, ojalá el no te hubiera dejado ir, ojalá aún estuvieran juntos enfrentando al mundo, pero no lo es y no te puedes estar reprochando tanto tiempo un fracaso como este. Recuerda, takes two to tango. Volverás a amar o tal vez no lo hagas, pero debes seguir, con la esperanza de que volverás a vivir, que morirás de la mano con alguien, que alguien secará tus lágrimas por las noches de los días pesados, y si no lo haces... al menos lo intentaste.